News

Las bendiciones de una boda cancelada

Un caso de estudio en Níger muestra qué está haciendo ADRA para mantener a las niñas en la escuela.

Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales en Canadá, y Adventist Review
Share
Comments
Las bendiciones de una boda cancelada
Djama said that she wishes to eventually move on to secondary school. “Someday, I wish to become a teacher myself!” she said. [Photo: ADRA Canada]

En la cultura de Djama, un hombre le dará al menos diez vacas a los padres de una niña sana cuando se casen. Si la niña es hermosa, bondadosa y trabajadora, podría llegar a valer hasta 25 vacas.

Cuando Djama tenía once años, su padre anunció públicamente que ella ya estaba lista para casarse. Un hombre mayor de otra aldea comenzó las negociaciones con él. Se estableció el precio de la novia y se anunció el compromiso.

Djama nos contó: “El hombre era alguien a quien yo no conocía, y ya tenía tres esposas. Yo sería la cuarta. No me gustaba la idea, pero en Níger la niña no es quien decide estas cosas, sino los padres”.

La madre de la niña agregó: “No teníamos la intención de causarle ningún daño. Es bastante común en nuestra cultura que las niñas se casen a una edad temprana. No sabíamos cuán peligroso podía ser para nuestra hija”.

La madre de Djama compartió que cuando la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales (ADRA) llegó a trabajar en la zona donde ellos vivían, reunieron a padres y maestros de su comunidad para hablar sobre los peligros de los casamientos a edad temprana y la importancia de la educación.

“Aprendimos que tener un bebé antes de los 18 años no es seguro ni para la madre ni para el bebé”, dijo. “También aprendimos que cuando las niñas obtienen una educación, tienden a cuidar mejor de sus padres cuando son ancianos”.

ADRA entonces construyó un complejo escolar cerca de la aldea de la familia de Djama, con varias aulas, baños y un buen aljibe.

“Le dieron a los niños todo lo necesario para aprender, como mochilas, libros de texto, libros de ejercicios, bolígrafos y lápices, y una lámpara solar para que pudieran estudiar cuando oscureciera”, contó la madre de Djama. “ADRA también trabajó con los maestros para ayudarlos a mejorar sus métodos de enseñanza y que pudieran convertirse en mejores maestros”.

La madre de Djama mencionó que cree que ADRA ha cambiado la forma de pensar de la comunidad respecto a la importancia de la educación y el matrimonio prematuro de las niñas locales. Según ella, después de la reunión que hubo con los ancianos de la aldea y los líderes de la comunidad para debatir estos temas, el equipo de trabajo de ADRA en esa zona, el brazo humanitario del adventismo, también comenzó a recomendar que las personas colaboraran en mantener a las niñas en la escuela.

Según Djama, la nueva escuela fue la razón por la cual sus padres decidieron cancelar la boda. Djama contó cómo fue que la aceptaron en una escuela especial intensiva, donde pudo aprender lo básico para poder ponerse al día con los otros niños de su edad.

“Ahora estoy en sexto grado”, explicó Djama. “¡Me encanta! Mi sueño es terminar aquí e ir a la escuela secundaria. Algún día me gustaría ser maestra también”.

ADRA Canadá está asociada con el gobierno de Canadá por medio de la financiación de Asuntos Mundiales Canadá en un proyecto de cuatro años llamado BRIGHT [Brillante]. Este proyecto aumentará el acceso a una educación de buena calidad para las niñas y mujeres en ciertas comunidades de Níger, Myanmar y Sudán. Las comunidades fueron elegidas por la vulnerabilidad a la que están expuestas debido a su lejanía, cambios climáticos y condiciones posconflictos. Los líderes de ADRA Canadá dijeron que creen que se trata de un proyecto que ayudará a muchas niñas como Djama a darse cuenta de que hay un futuro mucho más brillante.La versión original de esta historia fue publicada por la Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales en Canadá.

Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales en Canadá, y Adventist Review

Advertisement